“Beauty is power” da nombre a la muestra dedicada a Helena Rubinstein que acoge el Museo Judío de Nueva York. Sin lugar a dudas su trayectoria es digna de ser expuesta. El comisario de la exposición, Mason Klein describe a Madame Rubenstein como “la primera millonaria hecha a sí misma un icono global de emprendimiento femenino, líder tanto en negocios como en filantropía”.
Nacida en Polonia, Helena se trasladó a Australia en busca de una vida mejor. Poco a poco se abrió camino y fundó su primer salón de belleza en Melbourne. A este le seguirían otros en Londres, París y Nueva York.
Mientras construía su imperio, Helena Rubinstein se interesó por el arte, creando una importante colección que incluía entre otras, obras de Man Ray, Warhol, Picasso, Miró, Kahlo así como Arte Africano,Precolombino y Oceánico.
Además de las obras de arte, la exhibición muestra joyas, indumentaria firmada por diseñadores como Schiaparelli o Poiret así como algunos de los primeros carteles de la marca.
También una parte importante de la muestra , y de la vida de Rubenstein ,fue el diseño de interiores. No sólo de sus diferentes residencias sino de sus salones, para los cuales tomó como ejemplo los salones literarios europeos.
“Los salones de belleza de Helena Rubinstein eran lugares donde no sólo se aprendía a mejorar el aspecto; también se animaba a reconsiderar los estándares del gusto, a aprender sobre diseño, color y arte”. Afirma Klein.
“Beauty is power” nos muestra como una mujer logró crear un empresa internacional cuya marca personal era ella misma, una emprendedora inteligente, que supo como manejar el branding y cómo crear conceptos nuevos revolucionando el significado de salón de belleza , siempre intentando que la mujer fuese un poco más libre cuando saliese de sus locales.